La Academia sueca rechazó dar el Nobel a Tolkien por su «pobre prosa»
Se hacen públicas las deliberaciones del jurado que concedió el galardón de literatura en 1961 al yugoslavo Andric
EL PAÍS – Madrid – 05/01/2012
La fantasía épica de El señor de los anillos ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo. A los seguidores de esta saga les gustará saber que, siin embargo, sus historias de hobbits y elfos fueron rechazadas por el jurado de los Premios Nobel, que las consideró «prosa de segunda categoría», según unos documentos desclasificados hace días y revelados por el periodista sueco Andreas Ekström en el diario Sydsvenska Dagbladet. Las siempre misteriosas deliberaciones del comité de los galardones de la Academia sueca no se desvelan hasta 50 años después de su entrega, cuando la biblioteca de la fundación Nobel abre sus archivos.
En 2012 toca saber qué ocurrió en 1961. Y lo que sucedió fue que el jurado descartó para el Nobel de Literatura a nombres como Lawrence Durrell, Graham Greene y J.R.R. Tolkien para coronar al bosnio -entonces yugoslavo- Ivo Andric. Mientras que Andric fue reconocido por «la fuerza épica con la que traza temas y representa destinos humanos dibujados a partir de la historia de su país». La Academia sueca siempre suele brindar una frase rimbombante que justifica su decisión. Del último afortunado, el poeta sueco Tomas Trantromer, dijo que «sus imágenes condensadas y translúcidas, nos da un acceso fresco a la realidad». Los candidatos derrotados en 1961 no merecieron comentarios elogiosos. Más bien fueron despachados de mala gana por el comité de los Nobel, señala el diario The Guardian. Así, la prosa de John Ronald Reuel Tolkien -cuya candidatura presentó su amigo C.S. Lewis- no estaba «en modo alguno a la altura de la narración de la más alta calidad», sentenció el insigne miembro del jurado Anders Österling.
El señor de los anillos se había publicado en 1954 y 1955 en Reino Unido y su adaptación más célebre ha sido la trilogía del cineasta australiano Peter Jackson. Tampoco se cortaron al hablar de otros candidatos al máximo galardón de las letras mundiales. De Durrell, por ejemplo, recelaron de su «gusto dudoso» debido a su «preocupación monomaniaca con complicaciones eróticas»; y la obra del novelista italiano Alberto Moravia padecía una «monotonía general». El periodista sueco Andreas Ekström, que lleva un lustro informando de este tipo de documentos cada vez que salen a la luz pública, destaca que es la primera ocasión en que se ha encontrado a Tolkien «entre los que optaban al premio». En la actualidad hay cada edición «unos 300 aspirantes», pero entonces solo se presentaban «unos 50», añade el reportero. No obstante, usted no puede presentar un candidato al Nobel de Literatura por mucho que le guste. La Academia sueca solo acepta a los nominados procedentes de otras academias, anteriores ganadores, instituciones representativas y, también, los que ella propone.