DAVID LEAVITT

Novela de DAVID LEAVITT 

Literatura y números

Carlos Ma. Domínguez

 

LA SOLEDAD DE LOS números primos, del joven autor italiano Paolo Giordano, y Crímenes imperceptibles, del argentino Guillermo Martínez, urdieron sus tramas alrededor de la lógica matemática y se convirtieron en rigurosos best-sellers. El tópico regresa con El contable hindú, del norteamericano David Leavitt, novela basada en la relación del matemático inglés G. H. Hardy y el genio autodidacta de la India, Srinivasa Iyengar Ramanujan, uno de los personajes más misteriosos de la historia de las ciencias, por la profundidad de sus aportes y las limitaciones de sus conocimientos.

La novela de Leavitt comienza durante una conferencia en Harvard, en 1936, pero la historia lleva al lector al año 1913 y a la universidad de Cambridge, donde Hardy recibió la carta de un ignoto contable del puerto de Madrás en la que le pedía apoyo. El deslumbramiento de Hardy por las fórmulas matemáticas del hindú lo indujo a conseguir que Ramanujan viajara a Londres y colaborara con él durante varios años, antes de que el genio enfermara de tuberculosis, regresara a su ciudad natal y muriera a los 32 años. Gran parte del misterio de Ramanujan radica en la convergencia de la pasión por una ciencia rigurosa, ejercida en la más espontánea libertad, al margen de las instituciones académicas, y la convicción personal de que la diosa Namagiri le revelaba los teoremas matemáticos durante las horas de sueño. Pertenecía a una familia brahman ortodoxa, sumida en la pobreza.

Pero Leavitt apenas explora la tensión entre el pensamiento científico y el origen místico de las fórmulas del hindú. Desarrolló una extensa investigación sobre el mundo de las matemáticas y en especial sobre las comidillas de tono palaciego que reunieron en Cambridge a Bertrand Russell, John M. Keynes, Ludwig Wittgenstein, John E. Littlewood, y D. H. Lawrence. La novela exhibe el entusiasmo por su investigación, abruman las especulaciones y fórmulas matemáticas, y en sus 620 páginas apenas consigue levantar vuelo del minucioso realismo con el que recrea el ambiente homosexual de las cofradías científicas de Cambridge, los celos y competencias que despertó la incorporación de Ramanujan al prestigioso cenáculo, y las reconstrucciones de época. La escritura es sobria, inteligente y superficial; la trama es biográfica y carece de tensión; la información dibuja el mundo, pero el espíritu calla.

En una reciente visita a Buenos Aires, donde acaba de comprar un apartamento para vivir cuatro meses al año, Leavitt señaló que se ha volcado a la novela histórica porque ya no logra entender el presente y no quiere ser encasillado como escritor gay: «Los escritores jóvenes gay ya no están fijados en el tema de la orientación sexual. Ni tampoco sienten que sea un tema importante». Es notorio, sin embargo, que en esta novela no ha logrado que la historia se jerarquice por su virtud literaria, más allá de su servicio a la difusión cultural. Nacido en Pittsburg (EE.UU.) en 1961, David Leavitt irrumpió en las letras norteamericanas con un libro de cuentos de clara identificación gay, Baile en familia (1984), que se convirtió en un gran éxito de ventas. Extendió el contexto de la temática homosexual en obras posteriores, entre las que destacan las novelas El lenguaje perdido de las grúas (1986), y Amores iguales (1989), que lo catapultaron a la fama como representante de las letras gay norteamericanas.

EL CONTABLE HINDÚ, de David Leavitt. Anagrama, 2011. Barcelona, 620 págs. Distribuye Gussi.