Los rituales vudú: de Haití a Barcelona
Redacción | 16 ene, 2012 |
Escena de ritual vudú / Foto: Sergi Reboredo.
El reportero Sergi Reboredo expone en Barcelona sus fotografías de rituales vudú en Haití. Un trabajo escrupuloso que ofrece una mirada insólita a un mundo desconocido, lleno de misticismos. Todos los años, hacia el mes de julio, miles de peregrinos que han ahorrado los últimos meses para pagarse el coste del viaje –la cascada está a 150 kilómetros al norte de Puerto Príncipe– se desplazan hasta allí, caminan durante horas hasta la cascada y se dejan bañar por sus aguas.
Los cuerpos, los cánticos y la música “rará”, la más común en las celebraciones vudúes, se mezclan con perfumes de hierbas y pociones preparadas para pedir favores a los espíritus. Los creyentes pasan horas bajo el sonido y el frescor del agua, rezando, abrazándose. Muchos lanzan al cielo su ropa vieja, símbolo de un pasado que quieren dejar atrás. Y algunos consultarán a los hougan (sacerdotes) o a las mambó (sacerdotisas), poseídos por los loas (divinidades del vudú. Miles de fieles, incluidos niños y embarazadas, se apiñan bajo una cascada para recibir el baño de la suerte y se invoca la figura de Ewa Ezili, uno de los principales personajes del panteón vudú. Bajo la tromba de agua es imposible oír una palabra; los devotos bailan, hacen abluciones con sus botellas y sus cuencos de calabaza y se entregan a la comunión con sus santos, los ‘loas’. Estos tienen nombres barrocos y coloniales como Barón Samedi, Maman Brigitte, Papa Legba, Damballa y Papa Ogou.
Cuenta la leyenda popular que en 1847 Erzulie Dantor, la diosa vudú de la belleza y el amor, se apareció sobre un árbol, en esta cascada, y empezó a curar enfermos y a obrar milagros. Los sacerdotes católicos lo vieron como una blasfemia y ordenaron talar el tronco, erigiendo a pocos metros una iglesia en honor a la Virgen. Por obra y arte del sincretismo haitiano, Erzulie se camufló en la católica Virgen de los Milagros. Desde entonces, muchos de los habitantes del país más pobre de América consideran las aguas de Saut d’Eau benéficas y curativas de todos los males. “El vudú está presente en todos los ámbitos de la vida del país” Desde primeras horas, los fieles haitianos comienzan a acudir a los campos santos cargados de café, «klerec» (bebida autóctona de fuerte graduación alcohólica) y todo tipo de alimentos para ofrecer a los espíritus.
El vudú, aunque no de una forma siempre visible, está presente en todos los ámbitos de la vida del país y hasta los colores azul y rojo de la bandera nacional representan a Ogou, espíritu de la guerra, el fuego y el cosmos. Previamente el rito exige que estas mujeres consagradas a la religión vudú purifiquen sus cuerpos y limpien sus órganos sexuales con el líquido que extraen de una botella repleta de hierbas antes de recibir al espíritu. Violentos movimientos, bailes y una continúa ingesta de alcohol caracterizan los momentos en los que las sacerdotisas del vudú prestan sus cuerpos a los espíritus de los muertos. La multitud, que en todo momento permanece alrededor de los sacerdotes, anima con cantos y gritos a éstos en sus contactos con el otro mundo.
Otra de las características esenciales de esta religión de origen africano es su profunda fluidez, en parte porque no tiene liturgia ni teología escrita y en parte por las diversas influencias que ha tenido de otras religiones. Nadie se queda indiferente después de asistir a esta ceremonia religiosa.
Texto y fotografía: Sergi Reboredo.
Más detalles Sergi Reboredo es un reconocido fotoperiodista catalán que ha publicado en La Vanguardia y El Mundo. Ha expuesto sus obras por toda España e impartido talleres de fotoperiodismo en Barcelona. Su trabajo “Vudú en Haití” se puede contemplar hasta el 27 de enero en el Centro Cultural La Bòbila de l’Hospitalet de Llobregat.