La contraportada, eso que cuando vas de librerías y te llama la atención de un título lees como quien hace una cata de vinos. Ahí está ese detalle que te atrae, quizá ese eco de otras lecturas, ese asunto en el que seguramente más de una vez has pensado. Pero sabes que ese par de párrafos o tres no son más que una promesa, un atisbo de lo que el libro contiene. Toda persona que escribe se esfuerza en que esa pequeña ventana actúe como un anzuelo efectivo. Espero no haber errado porque, en efecto, el libro esconde mucho más.
