
La filóloga y escritora Paloma Díaz-Mas es la última incorporación de la Real Academia Española (RAE), y con ella son ocho las mujeres que se sientan actualmente en los 41 sillones ocupados de la RAE. A día de hoy, la mayoría de estos puestos, vitalicios, están ocupados por hombres (el 80%).
Desde su fundación en 1713, la RAE ha tenido 477 académicos, pero hasta 1979, cuando Carmen Conde ocupó el sillón ‘K’, no hubo ninguna mujer entre sus integrantes. Contando con Díaz-Mas, solo ha habido 12 mujeres en los asientos de la RAE. Esta cifra representa el 2% de todos los académicos que han ocupado un asiento, el 15% de las incorporaciones desde Conde y el 23% de lo que va de siglo.
Real Academia Española
Fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Martínez Pacheco, marqués de Villena, la Real Academia Española cuenta en la actualidad con cuarenta y seis académicos de número, de los cuales solo ocho son mujeres. Más aún: de los casi quinientos intelectuales, nobles, militares y sabios, que han formado parte a lo largo de su historia, solo doce han sido mujeres. Se trata de un desencuentro de tres siglos, marcado por los prejuicios, aunque en realidad la primera académica honoraria fuese elegida en 1784.
Se trataba de María Isidra Quintina de Guzmán y de la Cerda y en principio aceptó el nombramiento y pronunció su discurso de agradecimiento, pero no volvió a aparecer más, quizás porque era una protegida de Carlos III. Conocida como María de Guzmán o como Isidra de Guzmán, su mayor mérito era haber sido la primera mujer en conseguir en España el título de doctora. El problema es que lo consiguió a los diecisiete años, y por mediación del Rey, íntimo amigo de sus padres, nobles y grandes de España.
La historia de los rechazos académicos a las escritoras mueve al asombro. Así, Gertrudis Gómez de Avellaneda solicitó su ingreso y fue rechazada en 1853, fecha en la que los académicos adoptaron la resolución de no admitir mujeres como académicos de número. Sin embargo, según narraba Alonso Zamora Vicente en su Historia de la Real Academia Española, el resultado no fue unánime: catorce académicos votaron en contra de la entrada de mujeres, y seis a favor (tres se ausentaron).
Más constante se mostró Emilia Pardo Bazán, que presentó su candidatura en tres ocasiones, aunque las dos primeras de manera encubierta, consciente de que “el sexo no priva sólo del provecho, sino de los honores también”. La tercera vez, en 1912, contó con una gran campaña de apoyo, pero se encontró con la cerrazón de académicos como Juan Valera, que incluso llegó a pedir que la invitasen para que comprobase que su culo no cabría en los sillones.
También fue sangrante el caso de María Moliner, autora del legendario Diccionario de uso del español, rechazada en 1972. En su lugar fue elegido Emilio Alarcos, aunque cuarenta años después de su muerte, la RAE celebró un acto público de desagravio.
Tendrían que pasar seis años más para que el 9 de febrero de 1978 la poeta Carmen Conde fuese la primera mujer elegida para ocupar uno de los asientos, en concreto la letra “K”. Un año después, cuando leyó su discurso de ingreso, destacó su malestar con la discriminación de la mujer en la Academia: “Mis primeras palabras son de agradecimiento por elegirme para un puesto que no se ha concedido a ninguna de nuestras grandes escritoras ya desaparecidas. Permitid mi homenaje de admiración y respeto a sus obras. Vuestra decisión pone fin a una injusta discriminación literaria”.
Académicas de número actuales en la RAE
Carmen Iglesias (2002)
Soledad Puértolas (2010)
Inés Fernández-Ordóñez (2011)
Carme Riera (2013)
Aurora Egido (2014)
Clara Janés (2016)
Paz Battaner (2017)
Paloma Díaz-Mas (2022)